- La caja negra es un dispositivo de registro que graba el sonido ambiente y las conversaciones que tienen lugar en cabina durante el trayecto.
- Su función principal es almacenar datos para que, en caso de un accidente, se pueda analizar lo ocurrido previamente y quizá discernir las causas del siniestro.
Una vez ocurrido un accidente, las cajas negras pueden ser una de las piezas más importantes del equipo técnico a bordo de un avión, a pesar de que no hacen nada para ayudar al avión mientras está en el aire. Son muy importantes para esclarecer los accidentes de aviación.
¿Qué es la caja negra y para qué sirve?
La caja negra es un dispositivo de registro que graba el sonido ambiente y las conversaciones que tienen lugar en cabina durante el trayecto. Su función principal es almacenar datos para que, en caso de un accidente, se pueda analizar lo ocurrido previamente y quizá discernir las causas del siniestro.
El sistema CVR (Cabin Voice Recorder) graba digitalmente las dos últimas horas o los últimos treinta minutos de vuelo (este último es el caso del Boeing 777) con un sistema de microcircuitos con memoria flash encerrados en el bloque antichoque de la caja.
Pese a su nombre, el dispositivo, que generalmente se sitúa en la parte trasera del avión para minimizar el impacto en caso de accidente, tiene un característico color naranja fluorescente que permite que sea más fácil visualizarlo durante la búsqueda.
¿Cómo pueden localizarse?
Las cajas negras emiten una señal a una frecuencia e intensidad determinada una vez que se ha producido el impacto, lo que permite que sean recogidas o localizadas por los servicios de rescate. Sin embargo, el alcance de dicha señal es limitado cuando el aparato se ha sumergido a muchos metros de profundidad y sólo se emite durante 30 días.
Dos cajas negras, separadas
Los aviones modernos en realidad cuentan con dos cajas negras, formadas por dos piezas separadas: un registrador de voz de cabina, que registra todo el sonido y las conversaciones que suceden en la cabina, y un registrador de datos de vuelo, que registra los parámetros de todas las funciones de los aviones.
Cada unidad está equipada con una baliza de localización submarina (underwater locator beacon, ULB) que se activa tan pronto como la grabadora entre en contacto con el agua. Este ingenio es el que genera la señal que los investigadores utilizan para localizar el dispositivo. La potencia de la señal de localización emitida por el ULB permite su detección desde 14.000 pies (4.267 metros).
Por lo general se encuentra en la cola del avión, porque normalmente es la última parte del avión en impactar en caso de accidente. A pesar de su nombre, el dispositivo es en realidad de color naranja brillante, para que sea más fácil detectarlo entre los restos.
Obviamente, el hecho de tener una grabadora de voz de la cabina es lo que permite a los investigadores reproducir las conversaciones entre el piloto, el copiloto, y cualquier otra persona que pueda haber entrado en la cabina, y de este modo reconstruir lo que salió mal.
Pero los investigadores entrenados también son capaces de escuchar los sonidos del motor, captar las advertencias o alarmas de emergencia que podrían proporcionar pruebas de un problema mecánico.
De acuerdo a la National Transportation Safety Board de EEUU, el registrador de voz de cabina debe tener por lo menos capacidad para captar dos horas de audio.
A prueba de bombas
Por otra parte, los registradores de datos de vuelo que se encuentran en cada aeronave graban una serie de parámetros vitales para la investigación de un accidente, entre ellos, las condiciones climáticas, altitud, velocidad, dirección y aceleración vertical del vuelo, así como factores más técnicos como el movimiento de las aletas individuales de las alas.
Los datos guardados en esta grabadora pueden ayudar a los investigadores a realizar reconstrucciones generadas por ordenador de cómo se produjo un accidente. El registrador de datos debe almacenar un mínimo de 25 horas de información de vuelo.
Un sistema de caja negra modelo FA 2100 de la compañía L-3 fue sometido a pruebas por National Geographic. El test incluyó la exposición a fuego de 1110 ° C durante una hora y a 260 ° C de calor durante 10 horas. El dispositivo superó la prueba sin resultar dañado.
Estos dispositivos usados en aviación comercial también están diseñados para operar desde los -55 ° a +70 ° C, gracias a contar con aislamiento de alta temperatura. Las cajas negras además se encuentran encerradas en una especie de armadura de acero inoxidable o titanio resistentes a la corrosión.
Si no se encuentra la caja negra, ¿se podrá resolver el enigma?
Puede que sí, pero será más complicado. Además de la caja negra, los aviones comerciales de gran tamaño también están equipados con el sistema FDR (Flight Data Recorder), que se encarga de registrar los parámetros y datos del vuelo del avión (altitud, velocidad, rumbo...).